Abandonar no es lo mismo que dejar ir

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Hola cariño, soy papá

Una de las cosas que aprendí tras el divorcio es que hay cosas a las que nos aferramos por miedo.
Y hay cosas que soltamos por fuerza.

Pero no todo lo que se suelta es abandono.
A veces, dejar ir es el acto más valiente que puedes hacer.

Abandonar es salir huyendo.
Sin mirar atrás.
Sin terminar lo que empezaste.
Sin asumir tu parte.

Dejar ir es aceptar que has hecho todo lo que podías.
Y que seguir aferrado te daña más que te sostiene.
Es soltar, no por debilidad, sino por conciencia.

Abandonar nace del egoísmo o del miedo.
Dejar ir, de la comprensión.

Por eso, antes de soltar algo o a alguien,
pregúntate:

¿Estoy huyendo?
¿O estoy cerrando un ciclo con dignidad?

Una te quita peso.
La otra te deja vacío.


Te quiero hijo. Por siempre.
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