El texto dentro de este bloque mantendrá su espaciado original al publicarse
Todos cambiamos por una de dos cosas: por visión o por hartazgo. O ves algo que te inspira… o te cansas tanto de lo que vives que no puedes más. Y aunque suene bonito cambiar por visión, la mayoría de veces no es así. La mayoría de veces cambiamos porque ya no soportamos estar donde estamos. No por valentía. Por saturación. Y eso también está bien. No necesitas esperar a que todo esté claro para moverte. Solo necesitas dejar de tolerar lo que ya no encaja contigo. El día que tus ganas de cambiar sean más grandes que tu miedo al ridículo… ese día, sin darte cuenta, ya habrás empezado.