Hola cariño, soy papá
Hoy vamos a hablar de lo previsible que somos.
De lo fácil que es entrar en piloto automático.
Si te fijas, la mayoría del tiempo no estamos presentes, sino que vamos en caída libre.
Es como esa piedra en una montaña que empieza a rodar y rodar y rodar y arrasa todo a su paso.
Cuando no estamos presentes….
Cuando no estamos interesados…
Cuando no estamos atentos…
En ese momento, el pasado se apodera de nosotros.
Ahora piensa, piensa un momento todos esos malos hábitos que estamos tolerando porque son familiares.
Te has identificado con ser así; con ser la víctima, con ser autoritario, con ser criticón, con ser perfeccionista…. Y a veces hasta nos gusta!
Cuando estás así, no estás eligiendo, estás reaccionando a una sensación agradable o desagradable.
¿Y cómo arreglarlo?
Fácil de decir.
Fácil de entender.
Muy complicado de hacer.
No toleres tus tonterías.
Y esto es muy duro, porque hasta ahora ha sido así.
Piensa en una cascada donde el agua fluye por donde hay menos resistencia y poco a poco va creando surcos más grandes.
Esos surcos ahora son bien grandes.
Pero siempre puedes crear nuevos.
Te dejo aquí 3 pasos que probablemente te ayudarán:
Comienza por ser consciente.
Al principio siempre te darás cuenta después.
Con el tiempo te irás dando cuenta cada vez antes.
Y, poco a poco, alguna vez te darás cuenta en el momento justo.
Una vez que eres consciente, podrás decidir.
¿Esto que voy a hacer, es realmente mi mejor curso de acción?
Y una vez que has tomado tu decisión… el más complicado
Actúa.
Sé valiente. Estás luchando contra tus surcos.
Tu cerebro te pondrá mil y una pegas.
Y es muy listo.
Sabe qué teclas apretarte.
Pero algo ha cambiado.
Te has dado cuenta de algo.
Has decidido otra cosa.
Solo te falta hacerla.
Te quiero hijo. Por siempre.