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Hijo, tu atención es como el agua: donde la viertes, florece la vida. Donde no llega, todo se seca. En un mundo lleno de distracciones, muchos regalan su atención sin darse cuenta. Horas y horas en pantallas, en discusiones sin sentido, en lo que no les acerca a nada. Cuida tu atención como cuidas tu salud o tu dinero. Ponla en lo que importa: aprender, amar, construir, crear. Porque tu vida, al final, será la suma de a qué le prestaste atención. Te quiero hijo. Por siempre.