Hola cariño, soy papá
Recientemente me han preguntado cómo trabajar el tema de la paciencia.
Así que te voy a contar algunas cosas que aplico yo y me han funcionado
¿Te funcionarán a ti?
Pues no lo sé.
Escucha y adapta es lo mejor que se me ocurre para decirte…
La paciencia es un estado interno
¿y esto qué significa?
Que lo tienes que interiorizar, tienes que pensar sobre ello y ponerte unas pautas a seguir.
Creo que me será más fácil explicarte primero cómo perder la paciencia
Pues, por lo que he podido ver, la podemos perder por 2 causas: por una persona o por una situación.
Hoy te hablaré de cuando te estás comiendo el marrón de otra persona.
Quiero que te imagines que vas con un traje totalmente blanco
Y que, de repente, una persona que pasaba por ahí se cae de lleno en un charco de barro y a ti te salpican 2 gotas
Es decir
Ahora tienes un traje blanco y 2 gotitas marrones
La otra persona, bueno, pues es casi lo opuesto, todo marrón y 2 milímetros sin mancharse
¿Crees que te ha manchado a propósito?
¿Crees que quería hacer eso?
¿Crees que ha sucedido por ser tú?
Bueno
Pues eso es exactamente lo que está pasando
La persona que tienes delante está sufriendo
Está sufriendo mucho
Y la forma que tiene de lidiar con eso es esta
No digo que sea correcta, pero es lo que está sucediendo
¿Que habla a gritos?
Baja tú la voz
¿Que habla muy rápido?
Habla tú despacio
¿Que respira como loca?
Respira tú profundamente
¿Que no para de acusarte y echarte cosas en cara?
Pregunta, no te defiendas.
Esto no va de tener razón.
Va de ayudar
Esto no va contigo, tú pasabas por allí.
¿Y cómo pregunto?
Repite lo último que oigas como una pregunta, una y otra vez y escucha la respuesta
¿Que no para de hablar y hablar y hablar?
Escucha, pero escucha de verdad y a lo mejor encuentras un patrón
Algo que repite una y otra vez.
Y te deseo mucha suerte.
Porque es muy fácil pensar que todo tiene que ver contigo.
Que tienes razón.
Que es injusto.
Que la otra parte no tiene razón.
Que no está siendo razonable.
Y dejarse llevar y enfadarte tú también.
Y es muy difícil darse cuenta que no tiene que ver contigo.
Que pasabas por allí y te ha tocado.
Que está sufriendo mucho y no sabe qué hacer.
¿Pero sabes qué es más difícil?
Darse cuenta de que no tiene que ver contigo, que simplemente te ha tocado y que quien tienes delante está sufriendo mucho y que NO sabes ayudarla.
Eso es muy duro hijo.
Así que trabaja en ti.
Para estar preparado lo mejor que puedas.
Te quiero hijo. Por siempre.
La Paciencia y las Interrupciones (parte 2 de 5)
Hola cariño, soy papá
Hoy te quería seguir hablando de la paciencia.
La paciencia frente a las circunstancias y cómo la perdemos, básicamente, en dos situaciones.
Cuando nos interrumpen algo que estamos haciendo.
O cuando algo no sale como nos gustaría.
Y te lo voy a contar con ejemplos.
Y de cómo un sutil cambio en el enfoque cambia radicalmente todo.
Aunque ya te adelanto que, como todo, cuanto menos pongas el enfoque en ti y más en los demás, menos sufrirás.
Yo, en el trabajo que tengo ahora, sufro constantes interrupciones.
Soy como un bombero, apagando fuegos aquí y allá.
Y, al principio, no lo llevaba muy bien.
Cuando alguien me interrumpía para pregutnarme o pedirme algo, lo primero que me venía a la mente era:
“¿qué querrá ahora este?”
“A ver qué se ha roto ahora”
“A ver qué marrón me cae ahora”
¿pero sabes qué?
Las interrupciones siempre van a suceder, no les importa mi actitud, así que…
… pregunta loca….
En vez de “qué querrá este ahora” pienso “mira, tengo la oportunidad de ayudar a alguien ahora”
“A ver qué se ha roto ahora” por “¿seré capaz de arreglarlo?”
“A ver qué marrón me cae ahora “ vs “se viene una oportunidad de hacer algo que no he hecho antes”
El marrón va a ser el mismo, no te voy a engañar.
Pero tu percepción de él será completamente distinta
Y eso hará que todo sea distinto.
Mañana te explicaré qué sucede cuando las cosas no salen como esperas
Te quiero hijo. Por siempre.
La Paciencia y la Realidad (parte 3 de 5)
Hola cariño, soy papá
Y por último te dejo el que más me costó
Eso sí, te queiro dar las gracias porque tú eres mi maestro constante en este tema.
Y lo aprendí gracias a ti.
¿Qué sucede cuando las cosas no son como las esperas?
Cuando te has hecho expectativas.
Cuando tienes planes.
Bueno, pues te voy a contar un par de ejemplos tuyos.
Tù, hasta ahora, nunca has dormido mucho.
Ni mucho tiempo ni muchas horas seguidas.
Y cuando, a las 2 de la mañana, se oyen tus gruñidos, tus quejas….
Pues qué quieres que te diga.
Que me cuesta levantarme con buen humor.
Y, no te voy a mentir, muchas veces he pensado…
“Pero qué querrá ahora este”.
“Pero qué le pasa”.
“Este niño no duerme nada”.
Y te he contestado con impaciencia.
Es decir, estoy luchando contra la realidad.
Y tengo todas las de perder.
Queiro decir, por mucho que me pueda molestar.
Está pasando lo que está pasando.
¿Que no se parece en nada a lo que a mí me gustaría que estuviese pasando?
Por supuesto
Pero eso no la va a cambiar.
La realidad es perfecta en ser lo que es, realidad.
¿y cómo me adapto?
Cambiando mi actitud.
Ahora lo primero es preocuparme por tu salud.
A lo mejor tienes fiebre o algún dolor.
Y si no es así.
Lo enfoco como una oportunidad.
La verdad es que es todo muy curioso.
Nos pasamos la vida queriendo hacer las cosas “bien”.
O buscando la seguridad de que hemos hecho “lo correcto”.
Y yo no era capaz de ver esto así.
Es decir.
Claramente alguien me necesita.
Claramente puedo ayudarle.
Y claramente funciona, porque lo noto, lo estoy sintiendo en mis carnes.
Siento cómo, al pasearte o al estar contigo tú te calmas.
Te relajas.
Te reconfortas.
Queiro decir.
Tengo feedback instantáneo y real de que estoy haciendo algo bien, estoy ayudando a alguien que lo necesitaba y estoy haciendo lo correcto.
Así que sí.
Mi primer pensamiento puede ser…
“Qué querrá ahora este niño”
Pero en cuanto llego a ti solo puedo pensar
“Qué puedo hacer por ti hijo mío”
Así que gracias.
Te quiero hijo. Por siempre.
La Paciencia y la Realidad (parte 4 de 5)
Hola cariño, soy papá
Y por último te dejo el que más me costó
Eso sí, te queiro dar las gracias porque tú eres mi maestro constante en este tema.
Y lo aprendí gracias a ti.
¿Qué sucede cuando las cosas no son como las esperas?
Cuando te has hecho expectativas.
Cuando tienes planes.
Y no se cumplen
Bueno, pues te voy a contar un par de ejemplos tuyos.
Tù, hasta ahora, nunca has dormido mucho.
Ni mucho tiempo ni muchas horas seguidas.
Y cuando, a las 2 de la mañana, se oyen tus gruñidos, tus quejas….
Pues qué quieres que te diga.
Que me cuesta levantarme con buen humor.
Y, no te voy a mentir, muchas veces he pensado…
“Pero qué querrá ahora este”.
“Pero qué le pasa”.
“Este niño no duerme nada”.
Y te he contestado con impaciencia.
Es decir, estoy luchando contra la realidad.
Y tengo todas las de perder.
Queiro decir, por mucho que me pueda molestar.
Está pasando lo que está pasando.
¿Que no se parece en nada a lo que a mí me gustaría que estuviese pasando?
Por supuesto
Pero eso no la va a cambiar.
A la realidad, me refiero.
La realidad es perfecta en ser lo que es, realidad.
¿y cómo me adapto?
Cambiando mi actitud.
Ahora lo primero es preocuparme por tu salud.
A lo mejor tienes fiebre o algún dolor.
Y si no es así.
Lo enfoco como una oportunidad.
La verdad es que es todo muy curioso.
Nos pasamos la vida queriendo hacer las cosas “bien”.
O buscando la seguridad de que hemos hecho “lo correcto”.
Y yo no era capaz de ver esto así.
Es decir.
Claramente alguien me necesita.
Claramente puedo ayudarle.
Y claramente funciona, porque lo noto, lo estoy sintiendo en mis carnes.
Siento cómo, al pasearte o al estar contigo tú te calmas.
Te relajas.
Te reconfortas.
Queiro decir.
Tengo feedback instantáneo y real de que estoy haciendo algo bien, estoy ayudando a alguien que lo necesitaba y estoy haciendo lo correcto.
Así que sí.
Mi primer pensamiento puede ser…
“Qué querrá ahora este niño”
Pero en cuanto llego a ti solo puedo pensar
“Qué puedo hacer por ti hijo mío”
Así que gracias.
Te quiero hijo. Por siempre.
La Paciencia y la realidad (parte 5 de 5)
Hola cariño, soy papá
Hoy te quiero seguir hablando de la paciencia y la realidad.
De la suerte que tuve y de todo lo que aprendí el día que te retorcí las muñecas.
Te pongo en situación.
Te voy a contar mi diálogo interior.
No para justificarme, ni para que me comprendas.
Si no porque creo que es importante.
Una tarde normal contigo.
Ese día recuerdo que estaba muy cansado.
No había dormido bien.
Te había recogido del colegio y volvíamos a casa en tranvía.
Yo tenía mi plan mental para más tarde.
Quería hacer un par de cosas en casa antes de irme a dormir.
Cosas muy importantes de adulto como….
… poner lavadora y tender la ropa….
…. Poner el lavaplatos…
… hacer la comida del día siguiente….
Vamos, cosas
¿qué conclusiones podrías sacar ya?
Pues que tenía expectativas, y rígidas.
Llevábamos casi una hora en el tranvía, más que nada porque a veces te gusta ir a la playa para ver cómo da vueltas el tranvía.
Cosas tuyas
El caso es que ya empezaba a hacerse tarde y yo quería volver.
Nos bajamos en nuestra parada y ahora tocaba volver a casa.
Normalmente ir a casa contigo pues digamos que no es una línea recta.
Hay un paso de peatones que te gusta.
Una fuente con un caño enorme que te gusta.
Una reja con ruedas como las del tranvía que te gusta.
Un huerto con una acequia que te gusta…
Vamos, vas pillando la idea
Pero yo quería ir volviendo rapidito (ya sabes, expectativas…)
Así que caminábamos como podíamos
De vez en cuando te tirabas al suelo porque querías hacer otra cosa o lo que fuese
Y a negociar contigo el continuar
En una de estas ya no te querías levantar más.
Y me levantaste las manos para que te levantase del suelo.
Yo ya apenas tenía paciencia, así que las cogí y tiré hacia arriba.
Y tuvimos mucha suerte porque te retorcí una.
(Ahora te explico lo de la suerte)
Recuerdo que oí un pequeño crujido y tus lloros.
Nos fuimos al hospital al instante.
¿qué crees que pensaba mientras te llevaba en brazos al hospital?
¿la colada? ¿el lavaplatos?
No.
En lo mal padre que era, en la terrible persona que era por hacerte daño y en que ojalá no fuese nada.
Al final no fue nada. Me dijeron que era muy común, que es mejor coger a los niños por las axilas para evitar esto.
Tras el alivio inicial pensé: “qué suerte he tenido”
Porque anda que no te he zarandeado
Te he agarrado de las manos, te he dado vueltas, te he tirado arriba y abajo y nunca te ha pasado nada.
¿Qué puedes sacar de esta historia?
Bueno, habrá momentos donde te des cuenta de que te estás resistiendo a algo.
Está sucediendo algo que tú no quieres…
Que quieres que sea de otra forma…
Entonces, pregúntate
¿qué no estoy aceptando?
¿qué está sucediendo realmente y porqué me estoy resistiendo?
Y trabaja con la realidad
Te quiero hijo. Por siempre.