Realidad o fantasía: desde dónde vives realmente

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Hijo, la realidad es la única plataforma desde la que puedes operar.
Es el suelo firme sobre el que te mueves, tomas decisiones y haces lo mejor que puedes para mejorar lo que tienes delante.

El problema llega cuando te impacientas.
Porque entonces tu plataforma deja de ser la realidad… y se convierte en la fantasía de lo que debería ser.
Cómo te deberían tratar.
Cómo deberían ser las cosas.
Cómo debería reaccionar el mundo contigo.

Pero esa plataforma no existe fuera de tu cabeza.
Es humo.
Y cuanto más la usas, más frustración y enojo acumulas, porque la vida nunca va a ajustarse exactamente a lo que imaginas.

La salida es la aceptación.
Aceptar lo que hay, incluso lo que no te gusta.
Eso no significa rendirse, significa dejar de pelear con lo inevitable.
Y esa aceptación trae algo valioso: paz.

Con paz podrás ver más claro, decidir mejor y avanzar.
Pero mientras te aferres a la fantasía de lo que “debería ser”, estarás construyendo castillos en el aire.

Hijo, recuerda: tu plataforma siempre debe ser la realidad, no la ilusión.

Te quiero hijo. Por siempre.
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