Hola cariño, soy papá
No hay recurso al que no acudamos
con tal de evitar reflexionar.
Preferimos distraernos.
Tener razón.
Culpabilizar a otros.
Trabajar más.
Ver series.
Comer sin hambre.
Leer sin digerir.
Llenar la agenda.
Todo…
antes que quedarnos en silencio
y preguntarnos:
¿Qué estoy haciendo?
¿Quién soy cuando nadie me ve?
¿Esto que hago… tiene sentido?
Reflexionar incomoda.
Remueve.
A veces duele.
Por eso lo evitamos.
Pero también es lo que más te puede transformar.
No hay evolución sin incomodidad.
Ni cambio sin conciencia.
Así que cuando notes que huyes hacia fuera…
vuelve dentro.
Ahí es donde empieza todo.
Te quiero hijo. Por siempre.