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Hola cariño, soy papá A veces me pasa esto: una idea nueva me atraviesa, pero en el fondo la siento vieja. Como si ya estuviera dentro de mí y solo necesitara que alguien la pusiera en palabras. Hoy fue esta: “Lo malo del cambio es que nos exige demasiada energía.” Y sí. Cambiar agota. Aunque sea para bien. Porque el cambio pide revisión, inseguridad, incomodidad, y eso es costoso. Incluso cuando sabemos que es necesario. Por eso a veces preferimos la inercia. Porque lo viejo es cómodo, aunque duela. Y lo nuevo asusta, aunque prometa. Pero si lo piensas… todo lo que ahora haces sin esfuerzo, un día también te pareció imposible. El truco está en aguantar el tirón. Soportar ese primer momento donde todo es confuso y tú te sientes torpe. Porque después, si sigues, algo hace clic. Y esa idea que era nueva, ya se vuelve tuya. Te quiero hijo. Por siempre.