Dos monjes, un río y una muchacha

Hola cariño, soy papá

Hoy te voy a contar una historia muy simple pero que puede que te ayude cuando te encuentres revisitando el pasado una y otra vez.

Hace mucho tiempo caminaban dos monjes budistas por un sendero rural anegado a causa de la lluvia.

Llegaron a la orilla de un río que estaba crecido y se encontraron con una muchacha, quien no sabía qué hacer para cruzar el río sin mojar su kimono.

Sin pensarlo dos veces, uno de ellos cargó a la muchacha, la llevó hasta el otro lado del río, y allí la dejó sobre el terreno seco.

Luego, ambos monjes siguieron su camino.

Pasada una hora, el otro monje empezó a quejarse:

—No está bien tocar a una mujer. Va contra nuestras reglas tener contacto con mujeres. ¿Cómo has podido ir contra los principios de nuestro monasterio?

A lo que el otro monje respondió:

—Hace una hora que dejé a la muchacha en la orilla del río. ¿Por qué tú sigues cargando con ella?

Bueno.

El pasado puede ser fuente de identidad y aprendizaje. 

Pero también puede ser una carga que nos ancle.

¿Qué sigues cargando tú hoy?

¿Qué sigues cargando que tendrías que haber dejado?

¿A qué esperas para dejarlo ya de una vez?

Te quiero hijo. Por siempre.

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