El legado de un maestro

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un maestro muy famoso, en su lecho de muerte, fue rodeado por sus discípulos.
Ellos le suplicaron:
—Maestro, por favor, antes de irte, déjanos tu legado en una sola frase, algo que guíe a las generaciones futuras.

El maestro cerró los ojos, respiró profundo y dijo:
—Error tras error, tras error, tras error, tras error, tras error.

Y no dijo nada más.


El camino no es llegar sin equivocarse.
El camino es aprender a tropezar, levantarte y volver a andar.

Porque lo que de verdad te define no son tus aciertos, sino tu capacidad de abrazar los errores como parte inseparable del viaje.

Te quiero hijo. Por siempre.
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