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En el gimnasio muchas veces pasa esto: alguien usa las pesas y las deja tiradas. O descolocadas O lo que sea El caso es que, lo más fácil, es quejarse: “la gente es un desastre”, “nadie respeta”... Esas cosas Pero hay otra forma de verlo. Si coges esas pesas y las colocas tú en su sitio el espacio cambia. Nadie lo va a notar, pero tú sí. Y esa pequeña acción convierte una queja en algo útil. La vida está llena de pesas fuera de lugar. Si en vez de quejarte eliges actuar, no solo cambias tu entorno: te cambias a ti. Te quiero hijo. Por siempre.