Hola cariño, soy papá
En el vestuario del gimnasio llego hasta el final.
Es decir.
Entras y hay 3 filas de taquillas y bancos.
Pues yo me voy al último.
Voy 3 veces a la semana al gimnasio.
Y esas filas de taquillas y bancos las recorro cinco veces.
Al ir a dejar las cosas.
Al ir a la sala.
De vuelta a la sala e ir a la ducha.
A la vuelta de la ducha.
Y al irme a casa.
Cinco veces, 3 filas , 3 veces a la semana.
Te cuento esto porque, cuando llego saludo y doy los buenos días a los que hay en cada fila.
Es decir 45 saludos a la semana.
Durante 3 meses, era un caso excepcional que alguien me devolviese el saludo.
Estamos hablando de unos 540 saludos y, no sé, ¿20-30 de vuelta?
Ahora tengo lo contrario, raro es que alguien no me salude.
Y pensarás, bueno, es que es normal.
Al final por cansino pues eso.
Sí, pero no.
Porque ahora voy a otra hora que durante esos 3 primeros meses
¿Entonces?
Pues no te sabría explicar porqué funciona, solo te puedo decir que funciona.
El que cambió fui yo.
Durante ese tiempo leí un libro sobre el poder del subconsciente y quise hacer una prueba.
Durante un mes escribí 30 veces al día:
Mis afirmaciones funcionan conmigo, tanto si creo en ellas como si no y ahora soy muy amable conmigo mismo en presencia de otras personas.
Que sí, si yo lo sé.
Que no tiene ni pies ni cabeza.
Pero a mí me cambió la actitud.
Es decir, antes proyectaba y me comportaba como si era raro que saludase, entre otras cosas porque yo me sentía así.
Pero poco a poco eso fue cambiando.
Y pasó a ser lo contrario, a que lo raro fuese que no me saludasen
Es que te lo digo porque normalmente me saludan primero.
Aquí te lo dejo, por si un día te animas a probarlo.
Te quiero hijo. Por siempre.