Cuidado con lo que das por sentado

El texto dentro de este bloque mantendrá su espaciado original al publicarse

No hay dogma más peligroso que el que no sabes que tienes.
Esas creencias que ni siquiera llamas creencias.
Que das por ciertas, inamovibles, "así son las cosas".
Y desde ahí juzgas, decides, actúas, te enfadas, te alegras o sufres.

Pero ¿y si no fuera verdad?

¿Y si esa idea que arrastras desde siempre está equivocada?
¿Y si esa “verdad” que repites como un loro no es más que un reflejo de tu entorno, de tu época, de tu miedo?

El problema no es tener ideas.
Es no ver que las tienes.
Porque entonces no las revisas. No las actualizas.
Y te conviertes en prisionero de ti mismo.

Por eso, cada cierto tiempo, cuestiona todo.
Incluso lo que piensas que eres.

Porque a veces, para avanzar, no hace falta aprender más.
Hace falta desaprender mejor.
Scroll al inicio