Hola cariño, soy papá
Hoy te cuento algo que, por ahora, yo rara vez conseguí
Y es que, antes de que digas nada, tiene que ser útil, positivo y verdad.
Que es lo que se llama como los 3 filtros de Sócrates.
Mucha gente te soltará cosas a la cara con la excusa de que “es verdad”
Muy curioso
Que de los cientos de miles de verdades que él sabe
Curiosmente te diga la que te hace daño.
No te va a decir los pedos que se ha tirado hoy, no.
Ni el dinero que tiene en su cuenta.
No.
Justo justo te va a decir la “verdad” que casualmente te hace daño.
Por lo que, que algo sea verdad, no te da derecho a decirlo.
Que sea positivo, pues suele ser más fácil.
Aquí no tendrás muchas dudas.
Y que sea útil, bueno.
¿Suma o resta que la otra persona sepa esto?
¿Crees que le puede valer para algo?
Como siempre
Todo depende
Lo que a ti te parece útil, puede que a otro no
Como por ejemplo estos consejos
Te darás cuenta que…
Si quieres que cumpla los 3…
Dirás muy pocas cosas.
Muy pocas.
Pero pocas pocas pocas.
Porque tendemos a hablar de más.
A rellenar silencios.
Y, lo que es peor, a hablar de cualquier cosa para rellenarlos.
Y cuando hablas de lo que sea.
Al final dirás cosas que no hubieses dicho de otra forma.
Y yo te quiero añadir otros 3.
Porque como los otros ya apenas son difíciles de hacer, pues vamos a por el aún más difícil.
Atiende, que son fáciles de olvidar…
Ve al grano.
No des vueltas, no des rodeos.
Al grano.
Fomenta la unión.
Y este me costó mucho darme cuenta de lo importante que era… porque cuando algo se rompe.
No solo estás rompiendo esa relación.
Sino que también, quieras o no, rompes lo que representas.
Me intento explicar con un ejemplo concreto.
Imagina que te decepciona un cura.
Por el motivo que sea. Eso da igual.
No solo desconfiarás de él. Es que también pasarás a desconfiar de la religión.
Y eso es así, te guste o no.
O acaso nunca has oído, no, yo no me fío de los dentistas, o de los contables…
¡Es que yo lo he oído hasta de los calvos!
Me refiero a que, potencialmente, estás cerrando muchas puertas, no solo la tuya.
Así que mucho cuidado.
Y por último, el tono.
Si puedes, tono amable.
Poco se insiste en el tono y mucho en el contenido.
Yo me he pasado muchos años pensando que era más importante lo que se decía de cómo se decía.
Así me ha ido.
Así que mucha suerte.
Te quiero hijo. Por siempre.