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Hola cariño, soy papá Hay unos personajes que aparecen en el libro de momo, se llaman Los Hombres Grises. Van por ahí susurrando ideas como: “Deja de perder el tiempo mirando las flores.” “Jugar con tus hijos es una tontería.” “Conversar con tus amigos no te aporta nada.” “Sé productivo. Aprovecha cada segundo.” Y la gente les cree. Empiezan a correr. A tachar cosas “inútiles”. A dejar de mirar a los demás. A vivir como si la vida fuera una lista de tareas que hay que completar rápido. Y lo irónico es que el tiempo que dicen “ahorrar”… nunca vuelve. Porque ellos —los Hombres Grises— se lo fuman. Se alimentan del tiempo que dejamos de vivir. Y lo transforman en humo. Las ciudades se llenan de personas ocupadas, pero vacías. Calles eficientes… pero tristes. Y lo peor: todo parece normal desde fuera. Por eso, hijo, cuando alguien te diga que no pierdas el tiempo en cosas que te hacen sentir vivo… desconfía. No todo lo valioso se puede medir. No todo lo urgente es importante. Hay tiempo que se gasta, y hay tiempo que se entrega. No es perder el tiempo. Es vivirlo. Te quiero hijo. Por siempre.