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Hijo, vivimos en un mundo lleno de ruido: pantallas, conversaciones sin sentido, notificaciones que nunca paran. Y poco a poco olvidamos que el silencio no es ausencia, es presencia. En el silencio aparecen las respuestas que el ruido oculta. Es allí donde escuchas tu propia voz y donde nace la claridad. Busca cada día un momento para estar en silencio. No para huir del mundo, sino para encontrarte a ti mismo en medio de él. El ruido distrae, el silencio centra. Y solo centrado puedes vivir de verdad. Te quiero hijo. Por siempre.