Hola cariño, soy papá
Había una vez un granjero que vivía alejado del pueblo.
Un día se le escapó su caballo. Al enterarse, sus vecinos fueron a verle y le dijeron “qué mala suerte” a lo que él contestó “puede, veremos”.
A las dos semanas volvió el caballo con 2 más. Al correrse la voz todos los vecinos vinieron a felicitarle por su buena suerte, a lo que él respondió: “puede, veremos”
Los caballos nuevos eran salvajes así que su hijo comenzó a domarlos, pero se cayó y se rompió la pierna. Los vecinos le comentaron la mala suerte del accidente a lo que él contestó: “puede, veremos”.
A la semana llamaron a levas a los jóvenes del pueblo, pero su hijo, al estar con la pierna rota, se libró. Los vecinos le dijeron lo afortunado que era, a lo que él dijo “puede, veremos”
La buena suerte o la mala no son absolutas y solo el tiempo lo dirá.
Así que no te precipites. Dale tiempo a las cosas.
Te quiero hijo. Por siempre.