Un burro cansado

Hola cariño, soy papá

Hoy te quiero contar una historia china antigua, por si te sirve de algo

Había una vez un viejo usurero muy tacaño.

Se dedicaba a prestar su dinero con un interés muy alto.

Su día a día consistía en ir de puerta en puerta a cobrar deudas

Tanto tenía que andar y tanto que recaudar que se compró un burro, y por miedo a que se fatigase, lo usaba pocas veces y solo para llevar las alforjas con el dinero

Un día de verano de mucho calor, el viejo iba muy cansado y decidió subirse en el burro.

El burro, no acostumbrado a esto, apenas caminó unos metros y se acabó fatigando.

El viejo desmontó y tuvo que volver a casa llevando él las alforjas, lo que ocasionó que enfermase durante mucho tiempo

Bueno

Ya sabes que para mí, no hay diferencia entre tener algo y no disfrutarlo y no tenerlo

Son lo mismo

El caso es que las cosas son para usarlas y disfrutarlas

No guardes esa botella de vino para ocasiones especiales, tómatela cuando te apetezca

No te guardes para otro día el último yogur de la nevera, cómetelo y luego compras más.

Así con todo

Porque luego, cuando vas a echar mano, ya no están, a lo mejor ese vino ya está malo, o el yogur, o lo que sea.

Te quiero hijo. Por siempre.

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