El poder de mostrar las consecuencias

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Hijo, fíjate en esta diferencia:

Si dices “Ven a comer ya”, lo más probable es que la otra persona sienta que le das una orden.
Y cuando alguien siente una orden directa, suele aparecer resistencia, aunque en el fondo le apetezca.

Pero si dices: “La comida ya está. ¿Te la quieres comer fría?”, el efecto cambia.
Ya no es una imposición, es una elección.
Tú señalas lo que pasará de forma natural, y dejas que el otro decida.

Ese pequeño cambio es enorme.
Porque la mayoría de las veces no necesitas controlar ni obligar.
Solo necesitas mostrar las consecuencias reales de una acción… y permitir que la otra persona se responsabilice de ellas.

Así funciona también en la vida:
Si tratas de empujar siempre, recibirás resistencia.
Si planteas el escenario con claridad, dejarás espacio para que los demás elijan y, al hacerlo, se comprometan más con su decisión.

Hijo, recuerda esto: la persuasión más efectiva no impone, muestra.

Te quiero hijo. Por siempre.
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