Hola cariño, soy papá
Hoy te quiero hablar del sesgo de la identidad.
¿El qué?
El sesgo de la identidad.
Es decir, cuando tú dices que eres algo; te identificas con eso.
Y te quiero hablar de esto por dos motivos.
El primero.
Imagina que estás caminando con tu familia por un centro comercial y te paran para hacer una encuesta.
Comienzan con preguntas simples como… ordena de más a menos importante: coche, casa, hijos, tu salud, estudios….
Tú, los ordenas.
Imagina que queda algo tipo: mis hijos, mi salud, casa, estudios…
Y te comentan…
Entonces, ¿lo más importante para ti son tus hijos? (jaque)
Sí, claro
Y veo que el coche de lo último
Sí, así es.
¿Y tienes seguro en el coche? (jaque)
Sí, claro
¿Y tú tienes seguro de accidentes o de vida? (jaque)
Sí, yo sí.
¿Y tus hijos? (jaque mate)
No, ellos no
¿Y sabes en qué jardín te has metido? En el de ¿me estás diciendo que lo más importante para ti son tus hijos, muy por encima de tu coche, y tu coche está asegurado y tus hijos no?
Bueno.
Esto es un ejemplo clásico de manipulación.
Te hacen un par de preguntas, das una respuesta y ya te arrastran.
Así que ojo.
Que te vas a comer unas cuantas (yo me las he comido con patatas, con ensalada, solas, con leche… de todas las formas posibles)
Pero, poco a poco, las irás descubriendo y evitando.
Y la segunda es aún más divertida.
En EEUU hicieron una encuesta a miles de ciudadanos sobre temas de política, para medir su interés en los partidos.
A los que más interés mostraron los llamaron y les preguntaron que porqué ese partido.
Ellos dieron sus motivos.
Que si bajan los impuestos.
Que si hacen labores sociales, blablabla
Tras escuchar los motivos, les dieron HECHOS REALES sobre situaciones en las que su partido, no solo había faltado a su palabra, si no que había empeorado las cosas.
A las semanas les pidieron volver a hacer la encuesta y…. ¡Se volvieron más radicales!
Entonces, ¿qué puedes sacar de todo esto?
Pues que mucho ojo con lo que te identificas
Que eso NO eres tú.
Eso NO te define.
Y cambiar de opinión, corregir lo que has dicho, negarte a hacer algo que no quieres por el qué dirán no es un signo de debilidad sino de fortaleza.
Te quiero hijo. Por siempre.