Hola cariño, soy papá
Hoy, con tu permiso, te voy a contar una de mis historias favoritas, con una reflexión poco habitual.
La del granjero y la serpiente
Era invierno
Un granjero paseaba por sus campos cuando vio una serpiente casi congelada
El granjero se apiadó de ella y se la llevó a casa
La dejó al lado de la chimenea encendida y se fue a seguir haciendo sus tareas
Pasó el tiempo y el calor consiguió revivir a la serpiente
Cuando el granjero volvió a su casa se acercó a la chimenea a ver cómo estaba pero no la vio
Al buscarla, la serpiente salió de debajo del sofá, le mordió y se escapó
En sus últimos momentos el granjero pensó en lo tonto que había sido
La naturaleza de la serpiente es la que es, y él no podía cambiarla.
Así que lo que le había pasado era culpa suya
Es una forma de verlo
Es cierto que hay cosas pues que, por naturaleza, no se podrán cambiar.
Y necesitarás sabiduría para distinguirlas
Otra forma de verlo, que a mí me gusta más es que hay que hacer siempre lo correcto
Aunque duela
Especialmente si duele
Que tu sentido de la moralidad no te impida hacer lo correcto (Isaac Asimov)
Como siempre, que cada uno saque sus conclusiones
Te quiero hijo. Por siempre.