Hola cariño, soy papá
Recuerdo que, una vez, mientras estábamos por la Tailandia profunda, quisimos comprar un billete de tren en una estación.
Habría, a ojo, unas veinte personas queriendo hacer lo mismo que nosotros.
La mayor diferencia es que, en ese sitio, no hay colas.
Es decir.
Hay dos taquillas y veinte personas alrededor gritando
Y recuerdo que uno con los que iba comentó: Esto en España no pasaría
Y yo me quedé pensando que, en realidad, sí que pasa
Nos gusta pensar que somos civilizados.
Que llegamos a un sitio y hacemos cola.
Tú primero, no tú.
Cosas así
Pero eso está muy lejos de la realidad.
Es un orden ficticio
Mira
El otro día fuimos al cine.
Llegamos y todavía no habían abierto las puertas, así que nos pusimos en la cola.
El caso es que la cola comenzó a formarse en ambos sentidos de la calle.
Para la derecha y para la izquierda
Y, por si fuese a faltar diversión, las puertas no se abrieron por donde se suponía que estaba el principio de la fila
Sino por la mitad
Y ya te puedes imaginar
Carreras, gritos, yo estaba primero y muchos esto es una vergüenza
Así que no
Para nada
Somos todos iguales
Y si crees que es algo puntual
Fíjate cuando vas a pedir algo en la barra de una discoteca
O cuando son las rebajas
Así que ten cuidado con pensar que eres mejor por ser más civilizado
O por haber nacido en tal país
Porque lo cierto es que todos somos iguales
Ni más
Ni menos
Pero sí iguales
Te quiero hijo. Por siempre.