Hola cariño, soy papá
Hace mucho tiempo, en un lejano reino, un rey, que estaba muy aburrido, puso una piedra enorme en la carretera principal de entrada a su ciudad y se escondió para ver qué sucedía.
A lo largo del día fue apareciendo gente.
Todos la rodeaban o la esquivaban como podían.
Unos pocos se quejaban de su suerte.
Otros muchos se quejaban del estado de la carretera.
Pasadas unas horas, apareció un granjero que llevaba sus frutas a vender a la ciudad.
Se quedó mirando un rato la piedra y comenzó a buscar por los alrededores.
Encontró una gran rama que usó a modo de palanca y, con mucho esfuerzo, apartó la piedra despejando el camino.
En el hueco de la piedra había una bolsa con monedas y una nota del rey diciendo que era su recompensa por despejar el camino.
La verdad es que la cantidad de reflexiones que puedes sacar de aquí son muchas.
¿Cuántas veces hemos esquivado un problema?
¿Cuántas veces lo hemos rodeado?
¿Cuántas veces te has quejado de tu mala suerte?
¿Cuántas le has echado la culpa a otro?
Y, cuando decides encararte al problema.
Y cuando tras esfuerzo y persistencia lo soluciones
¿Alguna vez eso no te ha mejorado?
¿Alguna vez no has recibido una recompensa?
Y es que el obstáculo es el camino.
Y cada obstáculo es una oportunidad para mejorar
Para crecer
No digo que los busques ojo
Digo que cuando aparezcan, los afrontes
Y verás qué bien
Y te lo digo yo que he sido un experto en evitarlos
Te quiero hijo. Por siempre.