Hola cariño, soy papá
Hace mucho tiempo, había un viejo califa conocido por su pasión por las apuestas y su crueldad
Una mañana, paseando por un patio vio una gran pila de ladrillos y comentó en voz alta:
“Me apuesto 10 kilos de oro a que nadie es capaz de mover esta pila al otro lado del patio antes de que anochezca”
Un joven lo escuchó y le preguntó:
¿Y si no lo consigo?
Pues te cortaré la cabeza
Tras pensárselo un rato, el joven aceptó, pero con una condición, el califa podría detener la competición al mediodía y solo le daría 1 kilo de oro.
El califa aceptó
El joven comenzó a cargar ladrillos
Se acercaba el mediodía y aún quedaban bastantes ladrillos, sin embargo el joven iba cada vez más contento y sonriente
El califa le preguntó
¿por qué vas tan contento? ¿No ves que no te va a dar tiempo?
A lo que el joven contestó
Te equivocas. Has olvidado algo muy sencillo y por eso venceré.
A mediodía, preocupado y sumido por las dudas, el califa detuvo la apuesta.
Le pagó su oro y le preguntó que qué había olvidado, a lo que el joven respondió:
Te has olvidado lo más sencillo, de que podías perder la confianza en ti mismo.
Sin esa virtud, yo sabía que acabarías deteniendo la apuesta
Me encanta esta historia
Y es que, si tú no crees en lo que haces
En por qué lo haces
Si tú no crees en ti
Aunque el resto del mundo lo crea
No será suficiente
Yo creeré en ti hijo. Por siempre